Escultor ecuatoriano de 59 años.
Melancólico, sufridor, nostálgico, enamoradizo, minucioso, salsero, amante de la soledad, la lectura y la filosofía. Así es este escultor que emerge de las profundidades para buscar troncos, árboles y pedazos de madera para tallarlas.
Pazzo nació en un ambiente selvático, cerca de Chachis, en Esmeraldas. Se crió con un canalete y una canoa. Creció con amaneceres y anocheceres en medio de la selva con el colorido y el bullicio de la naturaleza y de los animales. Es de ahi y de sus experiencias de vida, deseos y aspiraciones de donde nace la inspiración para su arte.
Ganador del Mariano Aguilar en 1996, Pazzo declara que después de presentar esta exhibición "quisiera descansar 100 años"; sin embargo su amor por el arte, le ha convertido en un "prisionero apasionado de su oficio".